No es habitual que, en medio de la vorágine de nuestras vidas, nos paremos y nos hagamos la pregunta: ¿Cuánto me quiero? 

Puede que incluso esa frase nos suene a egoísta… ¿pensar en mí? Si tengo que querer/cuidar/preocuparme/encargarme de mis padres, mis hijos, mi pareja, mis amistades, mis compañeros de trabajo… en esa lista interminable nos perdemos y no hay lugar para una reflexión sincera: ¿dónde quedo yo?

Puede que desde nuestra infancia hayamos aprendido matemáticas, ciencias, idiomas… ¿dónde queda la asignatura de aprender a quererse y disfrutar de la vida?

Quererse y valorarse es importante a cualquier edad y en cualquier circunstancia, pero toma aún mayor relevancia en los momentos difíciles, desafiantes, cuando estamos bajo el estrés o lidiando con la ansiedad o la tristeza.

Hay distintas maneras de aprender a quererse, aunque todas ellas pasan por hacerse esa pregunta que decíamos y tomar consciencia de en qué punto nos encontramos.

El autocuidado es algo inherente a quererse y al mindfulness. Pero ¿Cómo voy a cuidarme si no me quiero? ¿Si no siento que merezco dedicarme un tiempo para mí? Pero como decimos en mindfulness, si yo no estoy bien, nada puede ir bien a mi alrededor. Si el pozo está seco, ¿con qué agua daré de beber a otras personas? Decirse otra cosa es autoengañarse.

Por eso, necesitamos parar, conectar con nuestro interior y aprender a querernos de forma sincera y amable. Cuando nos queremos todo encaja, todo encuentra su sitio.

Vamos a ver algunas maneras de aprender a querernos un poco más:

  • SÉ AMABLE CONTIGO MISMO O CONTIGO MISMA

Cuando aprendemos mindfulness desarrollamos y damos también importancia a la autocompasión o autoamabilidad. De hecho, decimos que ambos son las dos alas de la misma mariposa.

La autoamabilidad es una actitud positiva dirigida hacia uno mismo o una misma, que acepta nuestras limitaciones y nuestras imperfecciones como algo inherente al ser humano; que acepta y acoge el sufrimiento que la vida nos trae y nos ayuda a aliviarlo.

Practicar la autocompasión o autoamabilidad es aprender a tratarse bien. Aprender a ser nuestros mejores amigos y amigas. Aprender a sustituir la autocrítica destructiva por una voz amable y comprensiva. Una voz que nos sostiene y nos impulsa hacia adelante, especialmente cuando las cosas no nos van bien.

El psicólogo Mark Leary de la Universidad de Wake Forest en EEUU, descubrió que la capacidad de tratarse a sí mismo con amabilidad ayuda a las personas a sobrellevar los eventos negativos de la vida.

Investigaciones como las que hicieron los científicos Oliver Dichhäuser, Sven Garbade y Ulli Zessin han demostrado que la autocompasión o autoamabilidad se relaciona con el bienestar, pues muestra reducciones importantes en los estados de ánimo negativos como la ansiedad, la depresión, el estrés, la vergüenza, el perfeccionismo y la inhibición de los pensamientos. También incrementa estados de ánimo positivos como la satisfacción por la vida, la confianza en sí mismo, el optimismo, la felicidad y la gratitud.

Y ahora que tenemos una breve noción de lo que es la autoamabilidad, quizás puedas preguntarte cómo te tratas.

¿Perdonas tus propias imperfecciones y te tratas bien a pesar del fracaso, la derrota o el rechazo? ¿O te reprendes y te menosprecias a ti mismo o a ti misma? ¿Conectas con momentos en los que conseguiste algo que te propusiste y refuerzas tu autoconfianza? ¿O entras en “efecto túnel” y solo te ciegas por lo que te está ocurriendo ahora?

Habitualmente apoyamos, consolamos y animamos a otras personas cuando se encuentran en un momento crítico. Podemos mostrar comprensión y empatía hacia su dolor y no solemos incrementarlo poniendo el dedo en la llaga e infravalorándolas como personas.

Quizás en esos momentos, decimos algo como: “No te sientas mal. Todo el mundo comete errores a veces. Eres solo humano.” “Tranquilo, lo has hecho lo mejor que has podido.”

 Si un amigo o una amiga nos cuenta un fracaso, podemos ofrecerle apoyo recordándole su éxito en otras áreas de su vida.

Pero, ¿cómo nos tratamos a nosotros mismo o a nosotras mismas? ¿Lo hacemos de la misma manera? A veces somos nuestros peores enemigos o enemigas…

Brindarnos a nosotros mismos y a nosotras mismas el mismo tipo de diálogo interno de apoyo y comprensión que proporcionamos a otras personas es tremendamente curativo. Contrariamente a lo que podamos pensar, no nos hace más “blandos” o “blandas”. Ni minará nuestra motivación para esforzarnos a hacerlo mejor. Lo que permite es que podamos afrontar la dificultad y propicia el que la superemos.

 Practicar la autoamabilidad es cuidar de nuestra salud mental y emocional. La autocrítica es profundamente devastadora y provoca también problemas a nivel físico.

Además de las prácticas formales habituales de autoamabilidad, podemos probar a escribirnos una carta de autoamabilidad.

A través de la presencia y la consciencia que nos proporciona la atención plena, conecta con la situación difícil que estás viviendo y con los pensamientos, emociones y sensaciones que te está provocando. Te invito a que veas la situación en perspectiva, desde cierta distancia, como si fuera un amigo tuyo o una amiga quien estuviera pasando por ello y experimentando lo que tú experimentas.

Y desde ahí, puedes escribir una carta, como si se la estuvieras enviando a ese amigo o amiga. ¿Qué le dirías en esos momentos? ¿Qué le aconsejarías? ¿Cómo le tratarías? ¿Cómo le expresarías tu apoyo? Dedícate un tiempo a escribirle esa carta, desde el corazón. Sé sincero o sincera.

Cuando hayas acabado, te invito a que la leas esa misma carta y la vuelvas a leer cuando sea necesario, pero esta vez, viéndola dirigida hacia ti. Cuando surja la crítica interior y te descubras en un bucle de destrucción, lee la carta. Descubre una nueva forma de tratarte. Déjate llenar por esas palabras amables y reconfortantes. Permite que penetren en lo más profundo de tu ser.

 

  • CUIDA DE TÍ MISMO O DE TÍ MISMA

Cuando me quiero, me cuido y si me cuido, me quiero.

En mindfulness hablamos del autocuidado. El hecho mismo de practicar mindfulness ya implica que me estoy cuidando. Me dedico un tiempo para mí, lo que a algunas personas les puede parecer egoísta. Pero nada más lejos de la realidad. Como hemos dicho al principio, si yo no estoy bien, lo que irradio hacia el exterior no puede ser nada “bueno”.

La mejor inversión que puedo hacer es en mí mismo y en mí misma. En mi salud, en mi bienestar y en mi felicidad.

Necesitamos cuidarnos a nosotros mismos y a nosotras mismas para lidiar con el estrés, la tristeza, la pérdida y, finalmente, sanar.

Las áreas del autocuidado son cinco: autocuidado mental, emocional, físico, social y espiritual.

El autocuidado mental y emocional implica, entre otras cosas, aprender a gestionar de forma adaptativa tus pensamientos y tus emociones, aprender a activar tu mente y también a calmarla. El autocuidado físico tiene un sentido amplio. Abarca desde la alimentación saludable, el descanso, el ejercicio, etc.  El autocuidado social tiene que ver con las personas que nos rodean y las conexiones que tenemos con ellos. Se trata de saber conectar, pero también desconectar a veces. El autocuidado espiritual puede significar muchas cosas diferentes. Desde conectar con los valores y el propósito de tu visa, hasta hacer actividades de voluntariado o ser amable con otras personas.

Hay muchas maneras de practicar el autocuidado, desde realizar una práctica de mindfulness, hasta salir a pasear por la naturaleza, tomarse un chocolate caliente o charlar con un amigo…

Lo importante es identificar si te estás cuidando o no, si te das a aquello que necesitas en cada momento, dentro de tus posibilidades.

Te sugiero que, como ejercicio, realices una reflexión e identifiques un área de autocuidado que hayas descuidado últimamente. Cuando lo hayas hecho, puedes hacerte estas preguntas: ¿Qué necesito en estos momentos? ¿Cómo puedo darme aquello que necesito?

  

  • DISFRUTA DE LA VIDA: NO DEJES PASAR EL TIEMPO

A veces no nos tenemos en cuenta. Anteponemos a muchas personas y a muchas actividades por delante de nosotros y de nosotras. Creemos que la vida va a ser muy larga y que, si no hago las cosas ahora, ya las haré después… Pero ¿Y si no es así? En cualquier caso, hay trenes que solo pasan una vez, momentos que no vuelven. Ese “lo haré en el futuro” quizás no lo encuentre.

Puede que a veces, detrás de ir de puntillas por la vida y a toda velocidad, se encuentre un resquicio de miedo y de falta de autoestima. Miedo al rechazo, al abandono, al juicio de los demás… ¿Qué pensaran si o hago? ¿Y si sale mal esto que quiero hacer? ¿Cómo voy a disfrutar si mi padre, mi hijo están así…?

Pero sólo se vive una vez. El único momento real es el presente. Es aquí y ahora donde podemos conectar con la vida, con la alegría, con la felicidad. Cuando nos queremos, vivimos la vida con intensidad, disfrutando de cada momento. Arriesgándonos a veces, si es necesario, y dentro de unos límites razonables. Descubrimos que la felicidad se encuentra a cada paso, incluso en las cosas más pequeñas que antes no valorábamos. No dejamos pasar el tiempo sin más.

Si te quieres, sabes que mereces disfrutar de la vida.

Cada día cuenta. Vivimos con ganas, nos dejamos llevar…conectamos con la magia de la vida. Atentos y atentas a lo que surge con curiosidad y aceptación. Gestionando los problemas y desafíos que la vida también puede traernos. No todo va a ser de color de rosa.

Disfrutar la vida tiene un componente innato, pero también depende en gran medida de la decisión diaria que cada persona toma cada día de ser feliz.

 Presta atención al presente, la vida está ocurriendo ahora, vívela.

 

  • CON EL AMOR, DIFUNDE FELICIDAD

En febrero fue el día de San Valentín y normalmente ese día se vincula al amor romántico. Pero no tiene por qué ser así. El amor abarca desde querernos a nosotros mismos y nosotras mismas hasta querer a otras personas, ya sean familiares, amistades o incluso, sentir amor hacia todos los seres vivientes, los conozcamos o no. Cada día puede ser una oportunidad para celebrar el amor.

También podemos conectar con la energía amorosa practicando la gratitud por cualquier bendición que encontremos, por las personas en nuestras vidas, por la belleza, la abundancia, la capacidad de ver, de respirar, por las oportunidades. La energía de la gratitud nos eleva por encima de un enfoque de carencia o de pérdida, llevándonos a un lugar más elevado y amable, donde vemos más claramente lo bueno de la vida.

Al mismo tiempo, cuando conectamos con el amor, descubrimos que difundir amor y amabilidad a nuestro alrededor siempre sienta bien. Cuando sonreímos a otra persona, la ayudamos o le mostramos nuestro apoyo, nuestro corazón se expande y se regocija.

Una forma de quererse es conectar no sólo con el amor a uno mismo o una misma sino también con el amor que nos rodea, aquel que recibimos de otras personas y del mundo. A su vez, si estamos con presencia y consciencia, también podemos descubrir que podemos ser más felices si mostramos amor y difundimos felicidad alrededor. Repartimos amor y felicidad y este gesto a su vez, nos retroalimenta.

Los investigadores creen que conectar con nuestra felicidad puede afectar a otras personas positivamente y podría motivarnos a todas las personas a difundir el buen ánimo. Podemos ser amigos y amigas felices y amorosos y tener un efecto positivo en los demás aumentando su propia felicidad. Cuando entregamos amor y felicidad de forma sincera y desinteresada nos sentimos bien, nos sentimos útiles y esto contribuye a que nos sintamos más a gusto con nosotros mismos o nosotras mismas y nos queramos más.

Ahora ya sabemos que en nuestras manos está la posibilidad de querernos más, lo que va a contribuir al aumento de nuestra salud, bienestar y felicidad. Podemos empezar o continuar practicando mindfulness para experimentar ese cambio significativo que está al alcance de cualquiera de nosotros y de nosotras.

Te deseo que todo te vaya muy bien y tengas mucha salud.

Mª Pilar Biota

¿Quieres aprender a practicar Mindfulness? Puedes consultar nuestras próximas actividades aquí.  Frecuentemente se imparten Cursos y Talleres de Mindfulness para la Salud y el Bienestar.

También puedes consultar los servicios y formaciones que ofrecemos aquí.