«Las intenciones sientan las bases de lo posible”.  Jon Kabat Zinn

El Dr. William Van Gordon es profesor asociado de psicología contemplativa de la Universidad de Derby, en el Reino Unido. Ex monje budista, es reconocido como un experto internacional en la investigación y la práctica de la meditación y mindfulness. Yo he tenido la suerte de participar en uno de los retiros-formaciones que facilita y apreciar su gran calidad humana y profesional. A continuación, el Dr. William explora cómo elegir un propósito de Año Nuevo y las mejores formas de asegurarse de cumplirlo.

“Según una encuesta realizada por YouGov, los propósitos más populares de Año Nuevo son hacer más ejercicio, comer más sano, ahorrar dinero, perder peso, reducir el estrés, ajustarse a un presupuesto, dormir más, pasar más tiempo con la familia, aprender una nueva habilidad y viajar más. Sin embargo, la misma encuesta encontró que alrededor de un tercio de las personas no se apegan a sus propósitos de Año Nuevo y una proporción ligeramente mayor de personas (38%) sólo mantiene algunos de sus propósitos. Hay muchas razones por las cuales fallan los propósitos de Año Nuevo que van desde ser poco realistas en primer lugar hasta la falta de planificación o motivación. Las siguientes estrategias están pensadas para ayudarlo a maximizar su capacidad de elegir una resolución de Año Nuevo que sea realista y que probablemente cumpla.

Estar en control

Asegúrese de elegir un propósito que esté bajo su control el implementarlo. Por ejemplo, establecer una resolución de año nuevo de «dormir más y reducir el estrés» puede sonar como una buena idea, pero, como comenté en mis publicaciones anteriores sobre técnicas para aumentar la calidad del sueño y reducir el estrés, mejorar los niveles de estrés y la calidad del sueño típicamente requiere aprender nuevas técnicas o cambios en el estilo de vida que equivalen a algo más que simplemente decidir que vamos a dormir mejor y estar menos estresados ​​el próximo año. En otras palabras, tenemos más control y es más probable que tengamos éxito si establecemos una resolución para el nuevo año de «dedicar 15 minutos al día para estudiar y practicar técnicas para mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés».

Contempla el cambio

Dado que los hábitos de por vida pueden ser difíciles de romper, tomarse un tiempo para contemplar el cambio de antemano normalmente vale la pena a largo plazo. Diciembre es un buen mes para hacerlo pensando en por qué el cambio propuesto es importante para nosotros, qué beneficios traerá, qué implicará y cómo podemos planificarlo, y cuáles serían las consecuencias de no implementar el cambio. Tomarse el tiempo para reflexionar de esta manera nos ayuda a comenzar a adaptarnos psicológicamente al cambio propuesto, así como a inculcar un deseo de lograr nuestro objetivo.

Empezar pronto

Considere comenzar su propósito de Año Nuevo incluso antes de que termine diciembre. Comenzar es a menudo uno de los aspectos más difíciles de iniciar un cambio, pero al hacerlo, a menudo obtenemos una sensación de satisfacción por haber dado un paso positivo hacia adelante. Entonces podemos «comenzar a ejecutar» a principios de enero mientras nos sentimos bien debido a habernos adelantado en el juego.

Se específico

Las metas a menudo se logran más fácilmente cuando son específicas. Por ejemplo, en lugar de «hacer más ejercicio», hacer un propósito de Año Nuevo de «hacer ejercicio durante al menos 30 minutos al día cuatro veces por semana» refleja un objetivo más considerado y específico con el que podemos medir fácilmente nuestro éxito.

Considerar factores psicológicos

Por lo general, no es aconsejable considerar el cuerpo como algo separado de la mente, y viceversa. En el contexto de establecer un propósito de Año Nuevo, esto significa que las posibilidades de implementar con éxito cambios que en la superficie parecen relacionarse con el cuerpo, como hacer más ejercicio, comer más sano, perder peso o dormir más, están muy influenciadas por nuestro estado mental. Por lo tanto, como parte de la planificación de un propósito de Año Nuevo, considere qué estrategias psicológicas se pueden adoptar para ayudar a facilitar el cambio. Por ejemplo, para aumentar la probabilidad de adherirse a un nuevo régimen de ejercicio, considere comprar un libro o asistir a un curso sobre automotivación. Además, no subestime la importancia de los factores psicológicos, como el apoyo moral y el aliento de familiares y amigos, así como de otras personas que podrían estar trabajando para lograr un objetivo similar.”

«No importa lo lejos que llegues en una postura. Lo que importa es quién eres al llegar allí». Max Strom

Espero que estos consejos del Dr. William Van Gordon puedan ayudarnos en nuestros propósitos.

Y ¿cómo aplicar el mindfulness en este proceso?

Realmente se puede aplicar en cada uno de los puntos expuestos anteriormente. Desde mi visión personal, el Mindfulness puede ayudarnos a elegir conscientemente el propósito o los propósitos de Año Nuevo. Para ello, podemos hacer una pausa consciente en nuestra ajetreada vida para reflexionar, indagar y mirar hacia dentro de nosotros mismos o nosotras mismas y conectar con los susurros y a veces con los gritos que desde nuestro interior nos señalan los aspectos que son importantes.

Podemos observar cómo nuestro sentido de la vida y nuestros valores se están o no reflejando en la vida diaria y si implementando algún cambio en ella en relación a ellos, podemos acercarnos a un mayor bienestar físico, mental o emocional. Quizás podamos identificar algo que queramos hacer, dejar de hacer o simplemente mejorar en nuestras vidas. Pero para ello necesitamos el espacio donde conectar con las verdaderas intenciones que tengamos.

Los propósitos o las metas, es importante saber e identificar si vienen de nosotros y de nosotras o si es algo que alguien a nuestro alrededor quiere que hagamos o dejemos de hacer. Cuando partan de nuestra sincera motivación tendremos mucha más fuerza para trabajar en ellos y alcanzarlos.

Por eso es tan importante permitirnos conectar y saber qué queremos hacer y si aquello que queremos hacer es realmente lo que sentimos que queremos hacer.

Cuando hayamos identificado aquello que resuena en nuestro interior porque sentimos una verdadera intención, nos podremos en marcha, planificando y organizando desde una perspectiva objetiva y realista. Y allí también puede ayudarnos el mindfulness, para no dejarnos llevar por planificaciones demasiado exigentes e idealistas que nos hagan flaquear antes de tiempo y abandonar nuestro propósito.

Cuando estemos en marcha, habrá quizás momentos en los que no queramos continuar; momentos en los que nos cueste centrarnos en nuestros propósitos y objetivos. Y allí también puede ayudarnos el mindfulness, para parar nuevamente y tomar contacto con lo que nos motivó a comenzar en ese camino. Si hemos podido conectar de nuevo con nuestros valores o con el sentido de haber emprendido aquello, sea lo que sea, podemos probablemente sentir de nuevo esa ilusión, esa motivación para continuar. Aunque a veces las cosas no resulten como queramos o a la velocidad en la querríamos que sucedieran.

Por eso la clave está en la presencia, en la consciencia. Observando también qué pensamientos pueden estar limitándonos a veces en la consecución de nuestro propósito u objetivo. En la mente se reflejan los automatismos y las creencias limitantes que cuando emprendemos algo, o quizás cuando surgen las dificultades, nos incitan a abandonar. Tomando consciencia de los automatismos y de las creencias limitantes, si las hubiera, que quizás nos han acompañado durante mucho tiempo, podemos también elegir otras respuestas más adaptativas y otros pensamientos que nos ayuden a cumplir nuestros propósitos.

Por eso, cuando emprendemos un camino para cumplir un propósito, es siempre un camino de aprendizaje. Es siempre un viaje de descubrimiento. Un viaje donde puedo darme cuenta de tantas cosas… Sólo ese hecho ya enriquece de por sí la aventura.

Si emprendemos el conseguir un objetivo, una meta, un propósito, desde una perspectiva de crecimiento personal, estaremos disfrutando no sólo cuando alcancemos el objetivo, sino también durante el camino. Porque veremos cada etapa como una etapa donde desarrollar nuestras capacidades y nuestras fortalezas. Y ganaremos confianza y seguridad. Y por supuesto, cuando alcancemos nuestros objetivos o cumplamos nuestros propósitos, viviremos con presencia ese momento, saboreándolo con intensidad. Sintiendo satisfacción y alegría plenamente.

¡Felices nuevos propósitos!

Mª Pilar Biota

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